Si por algo se caracteriza esta era es por el imperio de las fake news y del bulo en la red. Durante años, Internet fue un lugar donde obtener información de calidad no resultaba una tarea costosa para el usuario, pues había lugares de confianza que podían tener una línea editorial de un signo político u otro, pero era relativamente fiel a la verdad.
Hoy, esa etapa ha acabado. Las redes sociales son las grandes generadoras de tráfico. Aprovechando eso, existen medios y webs cuyo único objetivo es manipular y así, gracias a la controversia, viralizarse para obtener jugosos ingresos publicitarios. Titulares que habrían extrañado a generaciones menos preparadas son compartidos con indignación como veraces gracias a que hemos reducidos nuestros filtros y a que las redes son cámaras de eco que sirven en muchos casos más para confirmar nuestros prejuicios que para profundizar y contrastar los hechos.
Fake news, qué son y cómo afectan
El Diccionario Cambrigde define a las fake news como “historias falsas que aparentan ser noticias, difundidas en Internet o usando otros medios, generalmente creados para influir en las opiniones políticas o como una broma”.
La definición es muy actual, pues ahora los bulos no sólo desinforman, también condicionan elecciones, como ha ocurrido en los últimos comicios presidenciales en Estados Unidos, cuyo caso está en estudio. Allí también tiene lugar la perversión del término. Fake news era un tema candente en las redes sociales, y Donald Trump le ha dado la vuelta y lo ha llevado a su terreno, llamando “fake news media” a medios muy serios argumentando que inventan auténticas mentiras sobre su persona.
Sin embargo, el problema no es sólo político o social. Económicamente, muchas empresas están perdiendo reputación a causa de noticias falsas sobre ellas propagadas masivamente. En muchos casos, se trata de usuarios o colectivos que la toman con marcas que pueden haberles fallado en algo, lo amplifican y a las historias añaden detalles muy alejados de la realidad. Para frenar esto, es clave controlar todos los detalles de la comunicación, y que con ello el cliente y los medios que pueden ser propensos a difamar se sientan arropados y no lleguen a tener intereses en verter falacias en la red.
Cómo detectar las fake news
El primer consejo para evitar fake news es, como suele decirse, tirar de sentido común, aunque con límites. La intuición puede ayudar, pero incluso las personas más leídas e informadas pueden caer en la trampa de la desinformación.
Cuando la temática es sensible, lo ideal es consultar las noticias en medios grandes, que tienen grupos de periodistas trabajando en verificar los hechos que llegan a la redacción, como forma de asegurar que sí o sí no hay fallo.
Generalmente, un medio pequeño no tiene recursos para acceder a grandes exclusivas, por ello lo mejor es desconfiar de una historia que sólo recogen unos pocos. Si la noticia es relevante, estará abriendo portadas en todos los medios. Google es la herramienta perfecta y más rápida para observar el alcance de una noticia, pues con sólo buscar la palabra clave sobre la noticia ya mostrará distintos medios hablando del tema en cuestión.
Prestar atención al estilo y al formato es también muy relevante para identificar fake news. Normalmente, un titular de un bulo está alejado de buenas prácticas periodísticas, reinando en ellos el clickbait o el cazaclick, prácticas que incitan a entrar en las noticias por la poca información y llamativa información que da el título. Las fórmulas empleadas en titulares suelen ser muy efectivas en Facebook, y por ello se comparten tantas historias con títulos destructivos sin llegar a leer el cuerpo de la noticia.
Los detalles de redacción del cuerpo también importan en la detección de las fake news. Por norma general, en medios importantes es difícil encontrar faltas de ortografía, pero no es el caso en las webs de bulos, plagadas de erratas y de mala escritura. Otro detalle a observar en la detección es la foto. Muchas están manipuladas y sacadas totalmente de contexto. Por ejemplo, es común que cuando se habla de una agresión en una manifestación, se trate de algo real pero que pasó hace años, incluso en otra parte del mundo.
Si como lectores no podemos emplear tiempo en cazar fake news, los chicos de Maldito Bulo disponen de herramientas que ayudan. Si eres usuario de los navegadores Chrome o Firefox, su extensión indicará en qué webs no puedes confiar.
Fake news, ejemplos de todos los colores
Las fake news han existido en muchos períodos históricos. No es algo que tenga que ver con el comienzo de Internet. La prensa sensacionalista británica es un gran ejemplo de desinformación. El problema actual es que ya no es algo localizado, sino transversal. Veamos algunos ejemplos.
“Facebook banerará perfiles que escriban faltas de ortografía”. Sí, muchos usuarios llevan el cumplimiento de las redes ortográficas al extremo, y hablan de ello en redes bajo expresiones como “me sangran las retinas”. Pero algo así iría en contra de la libertad de expresión.
“Se encuentran decenas de miles de votos fraudulentos a Clinton en un almacén de Ohio”. Esta era la tónica de las muchas fake news generadas sobre Hillary Clinton en favor de una victoria de Donald Trump en las elecciones. Todo es falso en la historia. Las fotos, por ejemplo, en vez de ser de Estados Unidos en 2016, son de Reino Unido en 2015.
“No pierdas tiempo. Evita la cola. Vota desde casa”. En Twitter aparecieron publicaciones que parecían favorecer el voto a Clinton, porque llamaban a votarla por SMS, cuando la realidad es que era una medida de apoyo a Trump, pues el voto por SMS no existe. Se trataba, pues, de una medida de desmovilización del voto demócrata.
Como hemos dicho al comienzo, fake news es un término que hoy en día tiene dos variantes. La que hemos repasado aquí, la más aceptada, y la empleada por Donald Trump en Estados Unidos para atacar a toda la prensa que opina contra él, con el paradigmático “Failing New York Times”, que es como el presidente califica al periódico más importante del mundo.
El compromiso de Entelgy contra las fake news
En Entelgy, somos conscientes de lo peligrosas que pueden llegar a ser las fake news para las empresas, y apostamos por una transformación digital que en todo momento permita controlar elementos que puedan dar lugar a ellas alrededor de las empresas.
En esta misión, contamos con el apoyo de nuestro partner Google, que está tomando una posición muy activa para acabar con las noticias falsas, y recientemente anunció que añadirán indicadores en las distintas áreas del buscador que informen sobre la credibilidad de los distintos medios.