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Pentesting Automatizado: Escalando la seguridad sin perder velocidad 

En un mundo donde la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, las aplicaciones modernas —ya sean webs, APIs o microservicios— se han vuelto cada vez más complejas, especialmente en sectores críticos como la banca o el comercio electrónico.

Sin embargo, esa misma complejidad trae consigo nuevos desafíos: cuanto más sofisticada es una arquitectura, mayor es la posibilidad de que existan brechas de seguridad difíciles de detectar. Identificar estas vulnerabilidades de forma temprana y precisa no es solo una buena práctica, sino una necesidad para evitar pérdidas económicas, daños a la reputación o incluso sanciones legales.

En este contexto, el pentesting automatizado se presenta como una herramienta clave para elevar la madurez en la seguridad de las aplicaciones sin frenar el ritmo de desarrollo. Su objetivo es claro: detectar de forma continua y eficiente las vulnerabilidades más comunes —como las recogidas en OWASP Top 10 o OWASP API Top 10— y hacerlo de manera escalable, rápida y coherente con los procesos de desarrollo seguro (DevSecOps).

Hasta hace poco, la mayoría de las organizaciones confiaban en métodos tradicionales de análisis como SAST (Static Application Security Testing) y DAST (Dynamic Application Security Testing). El primero analiza el código fuente en busca de fragmentos sospechosos o funciones inseguras, pero a menudo no consigue detectar fallas lógicas o de implementación reales, lo que puede generar falsos positivos y una sensación engañosa de seguridad. El segundo, por su parte, evalúa la aplicación mientras se ejecuta, simulando ataques reales como fuzzing o fuerza bruta. Aunque ofrece resultados más realistas, su implementación suele ser lenta y costosa, ya que requiere scripts específicos, configuraciones detalladas y credenciales adaptadas a cada entorno.

Un caso práctico ilustra bien este salto de eficiencia. En una empresa cliente, las pruebas de seguridad en sus APIs que se realizaron con SAST y DAST tradicionales, tardaron aproximadamente una semana en detectar una vulnerabilidad de autorización (una Broken Object Level Authorization, API2:2023 según OWASP). Sin embargo, al implementar un proceso de pentesting automatizado, el mismo tipo de vulnerabilidad se identificó y validó en solo seis minutos. La herramienta, utilizando únicamente la documentación OpenAPI, fue capaz de localizar, verificar y explotar la falla, documentando automáticamente todo el proceso, desde la búsqueda de CVE relevantes hasta la evidencia técnica de la explotación.

Incorporar pruebas automatizadas de pentesting durante el desarrollo permite anticipar y mitigar vulnerabilidades conocidas antes de que el software llegue a producción. Esto no solo reduce los riesgos e impactos financieros asociados, sino que también optimiza el tiempo y los costos operativos. En definitiva, el pentesting automatizado representa una evolución natural en la forma de entender la seguridad: una manera de escalar la protección sin perder velocidad, de mantener la confianza sin frenar la innovación y de hacer de la seguridad un proceso continuo, inteligente y adaptable al ritmo del mundo digital actual.

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